viernes, 13 de marzo de 2009

Subvencionando la mala folla

El cine español obtiene de nuestros impuestos más de 14.000 millones de pesetas (85 millones de euros), cantidad que supera a lo recaudado en taquilla. Aunque no queramos verlo, lo tenemos que pagar. Aquí la cuestión no es que las películas españolas sean (salvo raras excepciones) bodrios infumables y cargados de ideología -que lo son- pues moralmente, aunque se tratara de obras maestras incomprendidas por el gran público, me parecería injustificable que recibieran ninguna subvención. ¿Quién decide qué productos culturales deben ser financiados por el contribuyente y cuáles no? Es falso que sin ayuda pública determinados bienes del espíritu no podrían existir. No creo que mucha gente lea los Diálogos de Platón, y sin embargo no por ello deja de haber editoriales privadas que se las ingenian para continuar editándolos, 2.400 años después.

En el siglo XIX Herbert Spencer ya criticó que con dinero público se crearan bibliotecas. Esto escandalizará a muchos, pero a juzgar por el crecimiento del Estado desde entonces, no me cabe la menor duda de que tenía toda la razón del mundo. Es una evolución fatal: Se empieza subvencionando al editor de Platón y se acaba tirando el dinero en películas que sólo enseñan mala folla.