Las llamadas "embajadas" catalanas costarán el año que viene 2,2 millones de euros (unos 366 millones de pesetas). En enero se inaugurará la de Nueva York. Seguro que los neoyorquinos la esperan con impaciencia.
Este es sólo un capítulo del coste de la "construcción nacional". No hablemos de los cuatro canales de TV públicos, de las subvenciones a selecciones deportivas, la promoción del catalán en Perpiñán y un largo etcétera.
Por supuesto, este presupuesto se refiere a la creación de las delegaciones. Habrá que añadir los gastos de personal, que serán una carga más para todos nosotros, todos los años, siempre susceptible de aumentar, jamás disminuir (Ley de Murphy de la Burocracia).