Los partidos políticos recibirán del presupuesto más de 19.000 millones de pesetas (cerca de 115 millones de euros) para gastos corrientes y electorales, según publica hoy El Mundo.
El argumento de que si los partidos políticos se financiasen exclusivamente con aportaciones privadas, se beneficiaría la derecha, es una vieja patraña. Supongo que después de la campaña electoral de Obama, nadie pretenderá reeditarla seriamente.
Y limitarse a denunciar el aumento de un 4,2 % respecto al año pasado es sencillamente ignorar lo esencial, que esa partida presupuestaria no debería existir. Para difundir los programas de los diferentes partidos, basta con el dinero que puedan aportar sus afiliados o simpatizantes. Por supuesto que algunas formaciones recaudarían mucho menos, de la misma manera que algunas empresas venden menos que otras, e incluso tienen que acabar cerrando. Es el riesgo que se corre cuando el público puede elegir libremente a quién quiere financiar y a quién no. Nos dicen que ya elegimos cuando votamos, pero no será si queremos que los partidos se financien con dinero público, porque de las miles de enmiendas presentadas a los presupuestos generales, ni una sola hace referencia a esa cuestión. En eso, el acuerdo es total.