Esta mañana nos enterábamos a través de la COPE de lo que costaba la paellada multitudinaria organizada hoy por el Ayuntamiento de Barcelona, para celebrar (sic) la Unión con la Morería: 50 millones de pesetas (300.000 euros).
Se entiende por qué el Consejo Audiovisual de Cataluña le ha arrebatado a la COPE las emisoras de las capitales de Lérida y Gerona. A ver si así aprende discreción del Grupo Godó o de la Cadena SER.
También hemos sabido, en el mismo programa radiofónico, que la Junta de Extremadura se gasta 30 millones de pesetas diarios en la campaña de publicidad "Somos Extremadura". (El mes pasado un periódico informaba del coste total de la campaña: Más de 830 millones de pesetas -5 millones de euros). Son anuncios en los que algunos extremeños famosos hablan del "equilibrio entre la tradición y la modernidad", de una sociedad que "invierte en las personas y en su futuro" o recitan que "Extremadura es verde, es agua, es vida".
Que difundir tan sonrojantes inanidades valga más de ochocientos millones de pesetas es penoso. Pero que los ciudadanos se vean obligados a costear semejantes dispendios, aunque no hubiera crisis (a ver si lo entienden desde la oposición) es sencillamente otro atraco más.
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